tag:blogger.com,1999:blog-76090999284597989052024-03-05T18:45:38.666-08:00VersodelirioPoemasrafaela pintohttp://www.blogger.com/profile/07475447858737277084noreply@blogger.comBlogger1125tag:blogger.com,1999:blog-7609099928459798905.post-40654970047423189412008-10-17T22:21:00.000-07:002008-10-18T20:09:01.961-07:00<div align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsYpAARUBpk4KhFSwDqv5WBwftyPYHyZAjZTxy7fpLNLVwRIiCWNXciJp2Wp3nNERXND7N9Nw0r5tB-NgNp502wgBAIi2EPjaKb-2ULxqovVYL6BQYvzSqBN6OemCO0PFV8XEZ5G1pQA/s1600-h/il_poeta_e_la_musa_rodin.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5258360135664080194" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsYpAARUBpk4KhFSwDqv5WBwftyPYHyZAjZTxy7fpLNLVwRIiCWNXciJp2Wp3nNERXND7N9Nw0r5tB-NgNp502wgBAIi2EPjaKb-2ULxqovVYL6BQYvzSqBN6OemCO0PFV8XEZ5G1pQA/s400/il_poeta_e_la_musa_rodin.jpg" border="0" /></a><br /><br /></div><br /><br /><br /><strong>CON LA PALABRA EN RISTRE<br /><br /><br />Sin armadura<br /><br />Porque sepa la muerte con quien ha de medirse <br />le venderé un escándalo de versos afilados, <br />irán por su garganta con hálitos de tigre, <br />soberbios, injuriosos, sangrando entre relámpagos. <br /><br />En ancas de la pena que hierve en mis confines<br />le llegará el curriculum de todos mis fracasos,<br />en los que habita un tiempo de lunas imposibles<br />segadas en mi vientre, partidas por su abrazo.<br /><br />Sabrá que voy de frente, con la palabra en ristre <br />-noval sobreviviente de cada desengaño- <br />que cuanto digo es letra fraguada en los barriles<br />del vino fermentado por tantos desencantos.<br /><br />Porque sepa la muerte con quien ha de medirse <br />y aprenda de memoria la cal de mi retrato, <br />de pie y sin armadura -suicida irresistible-<br />le venderé un escándalo de versos afilados.<br /><br />*<br /><br />Aguantadero<br /><br />Escribo cuando mato, cuando muero <br />y aborto letanías,<br />cuando me voy de bruja por el fiero <br />mercado del dolor, aguantadero <br />de ajadas utopías. <br /><br />Y mato y muero cuando voy de caza <br />con la palabra al hombro, <br />y en la mochila tiembla una amenaza <br />de versos rotos que el furor desguaza <br />ahogando cuanto nombro. <br /><br />*<br /><br /><br />Doliente, dolorida<br /><br />Me dejo estar en una indiferencia<br />doliente, dolorida.<br />No duele nada ya, sólo da vueltas<br />como un compás de lluvia en las gateras<br />del alma, esta agonía.<br /><br />Prescindo del espacio, me resumo<br />plegándome en el aire.<br />Sin copa ni raíz, soy el enjuto<br />suspiro de una sombra que depuso<br />su vocación de cárcel.<br /><br />Bajo los pies del tiempo se adormecen<br />los huecos de mi historia,<br />y en el bostezo frío de lo ausente<br />derraman fotogramas los ayeres<br />perdidos en mi boca.<br /><br />*<br /><br /><br />Más invierno<br /><br />Cada vez menos amplia, estrechada en vacíos<br />corredores de obsesos pensamientos que acechan<br />como dedos helados, como ansiados castigos<br />de una culpa amasada con las manos abiertas.<br /><br />Cada vez menos plástica, recorriendo el instinto<br />que se niega a la sombra de mi bosque de miedos,<br />mientras huyo en pedazos como un pájaro herido<br />que ha trocado sus alas por el beso de un muerto.<br /><br />Cada vez menos cierta, mujer descapotada,<br />inmóvil en la bruma fatal del desaliento,<br />menos brasa encendida, menos lúcida vara,<br />menos dueña del día, más rumor, más invierno.<br /><br />*<br /><br /><br />Deicida<br /><br /><br />Un suicidio de pájaros corta el aire, la tarde <br />abre un tajo en el cielo por burlar a la suerte.<br />¿Por qué habrá tanta vida cuando llega la muerte <br />con su traje de espinas? Hoy me siento cobarde. <br /><br />¡Qué liviana es la sombra que proyecta mi herida <br />eclipsando ilusiones! Llueve harina de cardos <br />sobre el ácido rostro del verano. Sus dardos <br />sangran ecos de injuria. Hoy me siento deicida. <br /><br />*<br /><br /><br />Cioran<br /><br />Cioran se ha recostado entre mis libros. <br />Pulgar bajo el mentón, el dedo roto <br />sobre la piel quebrada de aforismos. <br /><br />En los escaques fríos de sus ojos <br />dos piezas de oratoria se entumecen <br />cerrando las fronteras del asombro. <br /><br />Les sienta a los oscuros anaqueles <br />su oscuridad chamánica (luctuosa <br />confirmación de un Tanatos relente) <br /><br />No sé por qué está aquí ¿salió de ronda <br />a descreer incrédulos o acaso <br />me quiere convencer de mi derrota? <br /><br />(Parece desleirse en el retrato <br />de un yo disfuncional a su desidia <br />y en ese otro acantonar el asco) <br /><br />Desde su soledad hasta la mía <br />un blando entendimiento de humaredas <br />procura conciliar nuestras desdichas. <br /><br />Como un collage de sombras su silueta <br />va articulando un gesto que me invita <br />a inaugurar un caucus con las letras. <br /><br />Ya somos dos escribas en la isla <br />adonde van las lenguas conjuradas <br />para encerrar el mar de la elegía. <br /><br />Él abre la escotilla de su alma <br />y en el papel derrama un pensamiento <br />de atávico metal hecho palabra. <br /><br />Yo estiro los demonios de mi invierno <br />volcando una grafía temeraria <br />como una insumisión del universo. <br /><br />La tarde blande estigmas. La balanza<br />de la escritura cae. Y en los libros <br />queda la mancha gris de una falacia. <br /><br />Cioran se va. Discreto. Anochecido. <br /><br />*<br /><br /><br />Para qué <br /><br />Si digo para qué no digo poco <br />si todo lo que soy allí me cabe: <br />fracciones de una cuenta al abordaje <br />del último registro del oprobio. <br /><br />Si digo para qué digo responso <br />(la furia se ha perdido, es de cobardes <br />gritar en la caída sin un pase <br />para eludir el número ferroso). <br /><br />Decirlo es desdecirme de etiquetas <br />que pongan su bijou de utilería <br />al ego demacrado, nudo estigma <br />corresponsal de todas mis miserias. <br /><br />Decirlo es enrocar la carne yerma <br />por la infusión amarga que me asigna <br />un puesto preferente en la carlinga <br />de los que vuelan siempre a ras de pena. <br /><br />Es empañar el cielo con un friso, <br />acalambrar el brazo del invierno, <br />dar por cerrado el antro del recuerdo <br />para sumar al hoy otro vacío. <br /><br />Y es desmembrar sin lástima los sueños <br />que fueron una vez...y que no digo. <br /><br />*<br /><br /><br />Polvoriento<br /><br /><br />Se dice piedra con el llanto helado<br />mientras degüellas cada sentimiento,<br />hierática y total, sin que el tormento<br />desflore tu dolor, desvergonzado.<br /><br />Se dice carne con el rostro alzado<br />en un cinismo antiguo como un cuento,<br />negándole la piel y el linimento<br />que calme ese desgarro envenenado.<br /><br />Mi nombre es de la sombra fiel recado,<br />virtual ceniza oscura, un aspaviento<br />que truena como un pájaro sediento<br />con una espina infame en su costado.<br /><br />Es tanto lo abatido, lo hibernado,<br />que apenas soy un rastro polvoriento.<br /><br />*<br /><br /><br />Calvario<br /><br />Ya no quiero mirar hacia el futuro, <br />el humo de sus ruinas me acobarda <br />y en la trinchera del dolor no tarda <br />en descargar su látigo seguro. <br /><br />No me obliguen a ver el largo muro <br />que ensombrece mis días, la bastarda <br />serpiente que se enrosca en la mansarda <br />del pérfido brocal de hueso oscuro. <br /><br />Mañana ya será. No es necesario, <br />ver hoy las estaciones del Calvario. <br /><br />*<br /><br /><br />Extramuros<br /><br />Noche de carbón y luna<br />que llegas con tu decreto<br />de insolencia, y a ninguna<br />pena apagas, llevo bruna<br />la razón y el pecho escueto.<br /><br />¿Traes rosas de silicio,<br />clavos negros, rotas alas,<br />para alimentar el vicio<br />del ángel mudo al servicio<br />de un fabricante de balas?<br /><br />Noche. Noche que me alejas<br />de las últimas caricias.<br />Llevo las mejillas viejas<br />y en los párpados las quejas<br />como ordenadas milicias.<br /><br />Noche de cantos morados<br />piadosamente te nombro,<br />voy buscando los mercados<br />donde venden deshonrados<br />los misterios del asombro.<br /><br />De tu carbón dame el sueño<br />que en negritudes me llama,<br />de la luna dame el leño<br />mercurial, que tengo dueño<br />y su altivez me reclama.<br /><br />Noche de luna y carbón<br />preñada de claroscuros, <br />dale luz al corazón<br />que respira en la prisión<br />de su dolor, extramuros.<br /><br />*<br /><br /><br />Lápida<br /><br />Lápida de mármol. Una cruz, su nombre.<br />Detrás de la lápida<br />féretro de roble.<br />Y dentro del féretro los restos de un hombre.<br />El que fue mi padre.<br />Nada se parece<br />a llevarle flores.<br />Nada es la distancia que mi mano rompe<br />en la paz helada vomitada en bronce.<br />Queda una caricia<br />rodando. Sin norte.<br /><br />*<br /><br /><br />Extravío<br /><br />Espejos verticales <br />de rara simetría <br />me traen tu figura: mujer clara. <br />Volando en los umbrales <br />sembrada de alegría <br />eras la piel ardiente de una vara. <br /><br />Me veo entre tu falda <br />buscando tu sonrisa,<br />tan ágil se escapaba por tu sombra. <br />Igual que una esmeralda <br />que no tuviera prisa <br />hoy luce en la palabra que te nombra. <br /><br />Caminas más despacio <br />sonríes lentamente <br />olvidas casi todo sin respiro .<br />Limitas el espacio <br />que mides en la mente <br />jugando con la voz de algún suspiro. <br /><br />Percibo en tu pereza <br />un mudo desafío <br />la sórdida amenaza de las horas. <br />Y temo a esa tibieza <br />con forma de albedrío <br />que aleja la rutina en la que escoras. <br /><br />Qué injusta es esta suerte <br />de andar como en el aire <br />sin entender si hay mar o si hay llanura. <br />Qué amarga es esa muerte <br />que viene como un fraile <br />en lenta procesión a la incordura.<br /><br />*<br /><br /><br />Negra noche amarga<br /><br />Qué amarga esta noche...<br />la letra envolvente me aceita los ojos,<br />se escapan aprisa<br />los peces que nadan en los diccionarios<br />de un estro impasible<br />durmiendo la siesta bajo los breviarios<br />y yo grafo drama<br />mellada de olimpos remuevo despojos.<br />Olíntica extraña<br />la del pensamiento cuando abre su espita<br />y deja que corran<br />entre los caireles del verso improperios<br />que chocan, renguean,<br />empujan pedazos de muerte, adulterios<br />del vino y la sangre<br />que se hacen palabra de carne maldita.<br />Qué negra esta noche...<br />se muere de negro mi flaco heroísmo,<br />desciendo hasta el fondo<br />de todos los fuegos sin cómplices, muda,<br />la tinta me exige<br />la víscera inmune, yo sigo desnuda<br />sin lengua, sin tropos,<br />bebiendo en el vaso de un gris catecismo.<br /><br /><br />*<br /><br /><br />Muerte abajo<br /><br />La noche baja sus telones<br />sobre los ásperos gendarmes del fracaso,<br />que han vaciado las petacas<br />sin comprender la lucidez de mi parnaso.<br />Cómo me duelen, cómo sangran<br />los argumentos del dolor itinerante,<br />y no hay granito funerario<br />que me contenga el corazón agonizante.<br />Qué singladura me ha perdido,<br />qué duende insomne se ha reído de mis ganas<br />de incinerar depredaciones<br />y navegarme en claridades soberanas.<br />No tengo brújula ni azogue,<br />a solas voy en mi barcaza carcomida<br />con la palabra de intrigante<br />y un alacrán que se alimenta de mi herida.<br />El sol negrea en un eclipse<br />encaramado sin piedad a mi garganta,<br />en sus oscuros paramentos<br />hay un indicio de demencia que me espanta.<br />Hasta los remos de la noche<br />han dimitido por no andar mi apostasía,<br />y va la muerte, muerte abajo,<br />y voy rodando eternamente en agonía.<br /><br />*<br /><br /><br />Por no pensar<br /><br />Pienso por no pensar. Voy de soslayo<br />caracoleando nubes de cemento.<br />No tengo para qué, por un momento<br />el no pensar derrapa. Triste ensayo.<br /><br />Escapo con el verbo hacia mis huesos<br />-no es la palabra amiga un salvavidas-<br />me empeño en naufragar en mis heridas,<br />por no pensar tengo los labios presos.<br /><br />Bosteza la razón. No hay heroísmo<br />en este pacto insípido. La mente<br />ignora el cadavérico excipiente<br />de un pensamiento negro. Qué estoicismo.<br /><br />Sigo pensando sin pensar. Clemente,<br />la realidad me extiende su recibo.<br />Por no pensar, escribo.<br /><br /><br />*<br />___________<br /><br /><br />II<br /><br /><br />Guardo de tí <br /><br />Guardo de tí farolas encendidas <br />con el aceite hirviendo de tu genio,<br />el que se fue una vez de cacería <br />por no servir de paje de los muertos. <br /><br />Guardo el olor rabioso de tus días <br />de andar a la intemperie sin un cielo <br />donde colgar el alma entumecida, <br />umbroso y demencial con tu silencio. <br /><br />Guardo tu noche pródiga en sevicias, <br />la que partió los diques de tu tiempo <br />urgiéndote a ser hombre, y un estigma <br />de letra ensangrentada ató a tu verso. <br /><br />Guardo tu nombre alzado, tu impudicia <br />para matar de amor, trincar el fuego <br />o derramarte en sombra, o hacer trizas <br />tu propio corazón en cualquier reto. <br /><br />Cómo vivir sin tí, sin tus aristas,<br />si en tus aristas vive mi deseo.<br /><br /><br />*<br /><br />Egouniverso<br /><br />Mi mano no da y quita, tan sólo toma <br />lo que le corresponde -justicia rala- <br />o negocia atrevida con la carcoma <br />que por la piel del tiempo siempre se asoma <br />en su ataúd de gala. <br /><br />Si apuñala es difícil que se equivoque. <br />Ha matado destiempos, brisas y ríos,<br />con la audacia certera que da el estoque <br />cuando lo afila un verso (duro revoque <br />del corazón beodo de desvaríos). <br /><br />Mis dedos en tu espalda, raro combate <br />entre diez impiedades y un muro adverso <br />a entender la ternura, como un primate <br />enredado en las venas del disparate <br />de amar sin dar amor: egouniverso. <br /><br /><br />*<br /><br /><br />Un aleluya<br /><br />Hagamos un ensayo, tú come-dagas <br />heridoras de antorchas, yo dibujante <br />de corcheas celestes: pago o me pagas <br />con la carne de un verso, nada de vagas <br />retahílas al uso de avieso amante. <br /><br />Te quitarás el casco y la armadura <br />con que te has defendido: serán mis dientes <br />mariposas punzantes en la bravura <br />de tu instinto, por calles de honda dulzura <br />me apropiaré de todos tus continentes. <br /><br />En tus playas oscuras, no habrá coraza <br />que proteja mi boca, será la tuya <br />una orca que hambrienta vaya de caza <br />por la apuesta imposible, una tenaza <br />en mis labios de roca. Un aleluya. <br /><br />*<br /><br /><br />Sin alfileres<br /><br />Ya se han muerto los ángeles que no nos dimos<br />y no existe ese cielo que no fue nuestro, <br />por dividir las aguas y los racimos <br />de lo tuyo y lo mío. Qué tontos fuimos, <br />cuánto amor propio, cuánto ego siniestro. <br /><br />Hemos luchado siempre, dos adversarios <br />midiéndose en las sombras sus espesores. <br />El pleito ha terminado, quedan sumarios <br />de escasa envergadura, los corolarios <br />de una contienda absurda sin ganadores. <br /><br />Ya no quiero batallas, te desafío <br />a que te des oscuro tal como eres.<br />Iré hacia tí descalza, sin alfileres <br />en la boca, el orgullo casi vacío. <br />Tal vez regrese un ángel, desde otro río. <br /><br /><br />*<br /><br />Atropos linguae<br /><br />Llegará una mañana de un mes sin apellido <br />que llevará tu nombre trenzado con la brisa, <br />una mañana casta -sin tu voz ni tu risa- <br />elegida al acaso por un dios engreído <br />(no habrá prórroga, al punto serás pan de su misa). <br />Si lo bueno fue malo, será malo algo menos. <br />Nada dura ni a nada perduramos. Los días <br />se nos van sin preguntas ni respuestas, tardías <br />son las cuentas que siempre cerrarán como truenos <br />con la deuda imposible de pagar. Serán mías <br />las honduras del canto que ha dejado tu boca <br />en mi boca afiebrada, tus sentencias de acero, <br />tus caballos de viento galopando un enero <br />de ceniza caliente, entre muertos de roca.<br />Tendrás tanto de mí, que serás prisionero <br />de humedades y rosas, de aforismos y besos <br />que te dí, que te dieron lo que fui, lo que fuimos.<br />Dos llagados atletas barrenando los limos <br />del amor, dos amantes que salieron ilesos <br />de sí mismos, del otro, dos suicidas confesos.<br /><br /><br />*<br /><br />Desordenada/mente<br /><br />Cómo decir te quiero <br />con esta voz de encierro maloliente <br />si casi no recuerdo <br />cómo ordenar las letras, si el averno <br />ruge improperios bajo mi garganta <br />allí, donde amarrados mis errores <br />engullen el bocado del abismo <br />como apagados soles. <br />Cómo decir te quiero <br />si me desapoderan veinte años <br />de andar como una autómata, contando <br />los días del no amor, de la vergüenza <br />de ser un maniquí sin sombra, solo <br />deseada por el no-no más-no quieras. <br />Cómo decir te quiero <br />si el miedo de querer me desordena . <br /><br /><br /><br />Cómo decirte ven, si voy de paso <br />aunque me quede siempre en mi regreso, <br />si no tengo lugar para tu sombra <br />si vivo demandando a los espejos. <br />Cómo decirte ven, si calcinados <br />están mis ojos de buscarme dentro <br />perdiéndome en el vientre del pasado <br />en donde quema siempre un hijo muerto. <br />Como decirte voy, si estoy lejana <br />lejanamente antigua, como un sueño<br /><br />Cómo decirte espérame, si tengo <br />la piel acorazada, el vientre frío, <br />si le he puesto alambrada a mi regazo <br />y a mis manos dos anclas, si un erizo <br />duerme en mi cuello hermético a tus ansias <br />como un guardián oscuro, pervertido. <br />Cómo decirte abrázame si cargo <br />la cruz del desamor, si no me animo <br />a trasponer las puertas del acaso <br />y entre los dos hay árboles caídos. <br />Cómo entender tu nombre y en el aire <br />dejar que llegues como un viento-río, <br />ponerle estacas al jamás, y en andas <br />del día a día, ser mujer y trigo. <br />Cómo decirte estoy, dame tus brazos <br />si arando en el dolor, segué los míos. <br /><br />*<br /><br />No nos digamos nada<br /><br />Por renombrar las cosas<br />que viajan por las venas<br />cuando la noche es otra<br />prisión de nuestra huella,<br />tendremos que inventarnos<br />grafías temerarias,<br />un nuevo abecedario<br />con una voz descalza.<br />Por renombrar el viento<br />cuando me dices calla<br />amasaremos cientos<br />de lunas asustadas,<br />para decir te quiero<br />tendremos la sustancia<br />que al fondo de los sueños<br />se nos hace palabra.<br />Para nombrarnos uno<br />al otro buscaremos<br />rumores de suburbios,<br />sonidos del silencio.<br />Y cuando estemos áridos<br />-las almas agobiadas-<br />para decir hastío<br />no nos digamos nada.<br /><br /><br />*<br /><br />Apuesta<br /><br />Ancha es la mesa que a jugar convida, <br />de piedra el paño igual que el heroísmo <br />que a tí te empuja a permutar astillas <br />por ilusiones mórbidas. No aspiro <br />a dominar el viento ni los mares <br />que han confiscado todas mis razones <br />de amar o desamar. Soy una esquela <br />sin escribir, un remo sin galeote. <br />Arriesgas demasiado. Me reclamas <br />la sangre sin saber de su carisma, <br />si es agua de fangal o lleva erizos <br />en su corriente amarga, o es de tiza. <br />Requieres esas lenguas indomables <br />que estrían el papel cuando no escribo <br />o se alzan como bestias desnucadas <br />-abiertas y sin luz- al verso crístico. <br />Tomo la apuesta y doblo el desafio... <br />He de jugar contigo a todo o nada.<br />Coraje por coraje, sur por norte,<br />con una condición: quiero tus alas. <br /><br /><br />*<br /><br />Falsario<br /><br />Si tus manos bajaran por mi espalda<br />como emisarias dulces de tu hombría<br />y llevaran a cuestas<br />las olorosas siestas<br />que dibujaron pétalos de ría<br />en tu boca y mi falda.<br />Quizás en esta noche habría estrellas<br />de fiesta en tu cintura, y mariposas<br />volando enloquecidas<br />sobre mis avenidas<br />buscándote en el quicio de las cosas<br />más lúcidas y bellas.<br />Pero no estás, o estás pero blindado<br />en tu soberbia gris, impunemente<br />vestido de altruismo<br />falsario en tu quietismo<br />de asceta inconmovible. Displiscente<br />tu corazón manchado.<br /><br /><br />*<br /><br />Diana<br /><br />Tan fría como tú, tan atrevida <br />cuadriculando el gesto, en un alarde <br />de indiferencia al ras, por el gaznate <br />tomo tu encabritada fantasía. <br />Provócame, provoca con tu risa <br />mi neuronal instinto, haz que derrame <br />su sal en tu altivez, mide el coraje <br />que tienes para amar, luego asesina <br />al francotirador que te ambiciona. <br />Apuesta tu impiedad, arriesga el plomo <br />que aplasta tu desvío, yo respondo <br />con mi versión de Diana cazadora. <br /><br /><br />*<br /><br />Turbulencia<br /><br />Amanezco de piedra junto a tu llama <br />-me pregunto en qué noche me habré perdido-<br />no me baja del tiempo con su barrido<br />lo que leo en tus párpados: una proclama.<br /><br />Turbulencia en sordina, mínimo vuelo <br />de un insecto asustado que desafina,<br />es tu sombra en mi sombra, pálida espina <br />que a mis senos pretende ser escalpelo. <br /><br />Un agobio de sábanas rueda en la grave <br />necedad de un revuelo de pies cansados, <br />me voy yendo hacia el fondo de mis pecados <br />de omisión. De esa puerta tengo la llave. <br /><br /><br />*<br /><br />Tocata y fuga<br /><br /><br />Tu espalda se me ofrece calculadora, <br />-espera a que claudique mi desencanto-<br />del otro lado tienes dulce la boca,<br />marea entre mis labios un vino amargo. <br /><br />Sobre tus hombros danza una conjura <br />de ansiedades que sólo llevan mi nombre.<br />Tú gobiernas el juego: tocata y fuga, <br />yo procuro que el aire no me devore. <br /><br /><br />*<br /><br />Calla<br /><br /><br />Puedes callar si quieres, ya conozco<br />el peso y la medida del silencio,<br />que sin arnés anduve tus alturas<br />y he respirado el humo de tu averno.<br /><br />Adéudame la piel, no la palabra<br />que no develará ningún misterio,<br />pues del blindaje oscuro de tu boca<br />he rescatado todos tus secretos.<br /><br />Adéudame el carbón que entre tus manos<br />ha dibujado soles en mi cuerpo,<br />cuando la noche anclaba sus cristales<br />en las rodillas frías de tu aliento.<br /><br />No temas, que aunque calles no he de atarme<br />las alas al confín de los recuerdos<br />que no me dejen ser, por más que parta<br />desde el hangar febril de mi destiempo.<br /><br />__________________<br /><br />III<br /><br />Marginal<br /><br /><br />Eras un montoncito de tristeza mojada<br />en esa tarde fría,<br />un sollozo raído te escondía la cara<br />de fruta ensombrecida.<br /><br />En tu brazo oloroso de jazmín macilento<br />una lágrima oscura,<br />demoraba el atajo hacia el tímido beso<br />de tu pelo aceituna.<br /><br />Se burlaban tus manos de la mugre atrevida,<br />del reproche del viento,<br />del charquito embreado que marcaba en la esquina<br />su caótico espejo.<br /><br />Miniatura de hombre revolviendo el enojo<br />con narcótica ira.<br />desplegabas tus alas fracturadas. Qué solo<br />para tantas heridas.<br /><br />*<br /><br />Mujer<br /><br />Mujer, llevas el canto<br />atado a la negrura<br />del tajo que la suerte te ha inferido.<br />Y es tu delirio tanto<br />que en una sepultura<br />quieres hallar la ofrenda de un latido.<br /><br />Mujer, tienes la boca<br />trizada por la pena<br />que arrasa con la magia de los días<br />de la palabra loca,<br />vestida de condena,<br />amante de tus raras utopías.<br /><br />Mujer, ya no revuelvas<br />las noches fluorescentes<br />que alguna vez bebieron de tus senos.<br />Recorrerás las selvas<br />por donde, penitentes,<br />se han ido los ya nunca y nada menos.<br /><br />Cuida, mujer, las horas<br />de aquello que te tiene,<br />entierra en tu jardín toda elegía,<br />y si no obstante lloras<br />recuerda que no viene<br />la paz cuando se seca la alegría.<br /><br /><br />*<br /><br />El vendedor de rosas<br /><br />Andaba entre las mesas <br />con paso atolondrado <br />pidiéndole permiso a las baldosas, <br />vacío de promesas <br />y el miedo atrincherado <br />en su camisa azul. Vendía rosas. <br /><br />Había tanta noche <br />hirviendo en su mirada <br />de noche era su piel, y era su boca <br />como un morado broche <br />de infancia adulterada <br />en un rostro flemático, de roca. <br /><br />Un pálido remiendo <br />ponía una tranquera <br />de tímida pobreza a sus rodillas, <br />y en ese comparendo <br />de luna y arpillera <br />medraba una ilusión sin banderillas. <br /><br />Su voz tiznaba el aire <br />pidiendo por sus flores <br />una moneda o dos, y se perdía <br />en el mudo desaire <br />del humo y los olores <br />que hacían del pregón una elegía.<br /><br />*<br /><br />Libérrimos<br /><br />Se vive, se desvive, se aniquila <br />cuanto no tiene puertas o no nos da su llave,<br />se escribe un epitafio cada día <br />para la resistencia (puro alarde).<br /><br />Se deconstruye el bien, como se estila,<br />con una copa en ristre que queme la esmerada <br />contradicción que viene a la deriva <br />después de copular casi sin ganas.<br /><br />Se inventan a destajo devociones,<br />un culto a todo incienso. Uno es tan libre <br />que mea libertad y en cada lote <br />de su propia micción abre otras cárceles.<br /><br />Uno es liberador...y libertario,<br />libérrimo de andar sin reglas ni almanaques,<br />y es que resulta fácil y barato:<br />si se hace un basural otro lo barre.<br /><br />*<br /><br />Ojeras<br /><br />Un par de ojeras para andar descalza <br />y sin soutien, por palcos y avenidas, <br />king size para la pena insoportada <br />de haber amado más y de rodillas. <br /><br />Ojeras de colgar en el perchero <br />del íntimo androceo que al palacio <br />del maxi-amor dejó como un imperio <br />hundido en la miseria, devastado. <br /><br />Ojeras de exhibir en galerías <br />del under, entre anarcos y excipientes <br />del establishment, sin carnet ni visa, <br />ungidas como lábaros yacentes. <br /><br />Ojeras para usar de medio luto <br />en fiestas de guardar. Para el trasnoche <br />pintarlas de un azul semi-conjuro <br />y al levantarse darles piel y nombre. <br /><br />Ojeras de catálogo, dos sábanas <br />para invocar al dios de los sufrientes <br />al fondo del insomnio, y de mañana <br />desesperar translúcida y sin fiebre. <br /><br />Ojeras de una faz, tan femeninas... <br />disparadoras de alas y epitafios, <br />ojeras-accesorio para escribas <br />de versos minusválidos. <br />*<br /><br /><br />Amargo<br /><br />Uno maquina atajos y emboscadas,<br />diseña paragolpes, cierra puertas, <br />abre respiraderos para el alma, <br />protege el corazón con sus trincheras. <br />Uno se piensa, trama, se repiensa <br />y piensa una vez más (por dis-pensado <br />no habrá de resbalar) y el descalabro <br />lo espera igual. En vez del paraíso <br />encuentra un par de engaños, un suplicio <br />de sal y decepción, un vino amargo. <br /><br />*<br /><br />Si<br /><br />Si dice ven la piel<br />si dice quiero el alma,<br />si la convexidad<br />del vientre busca alada<br />el cóncavo secreto<br />del otro, cuando el alba<br />descubre el continente<br />de un hueco entre las sábanas.<br /><br />Si es, pero es de harina<br />la luz, si los papeles<br />se pierden en su estática<br />-reblandecidos seres-<br />con un blanco de alcoba<br />anárquica, sin dientes,<br />si hay quien deshabilita<br />la voz de los caireles.<br /><br />Si dos se han amurado<br />del brazo pero esquivos<br />con tachas de contienda,<br />si son, desde otro río<br />dos mudos horizontes<br />lejanos y abatidos<br />hallándose en los soles<br />perdiéndose en los limbos<br /><br />Si el uno se ha llevado<br />la rosa de los vientos<br />y el otro en el cuadrante<br />dibuja sus anhelos,<br />son dos que van y vienen<br />sesgados en sus versos,<br />dos socios imposibles,<br />dos pájaros hambrientos.<br /><br />*<br /><br /><br />Noche de ceniza<br /><br />La noche es una larga muralla de ceniza...<br />quién puede atravesarla<br />sin trocarse en arena<br />sin volverse de tiza?<br /><br />En las almenas guarda sus manos el pecado...<br />¿En qué lugar se ocultan<br />los jueces que en las sombras<br />sin leyes lo han juzgado?<br /><br />Por sótanos de niebla la luna se ha perdido...<br />¿Qué luces milenarias <br />le prestarán su traje<br />cuando se haya dormido?<br /><br />Hay amores que danzan por las calles del sueño...<br />¿Es posible que caigan<br />extenuados de frío<br />porque no tienen dueño?<br /><br />En oscuros balcones se repliega el espanto...<br />¿Por qué ya no lo escoltan<br />centinelas del odio<br />que lo han buscado tanto?<br /><br />Un dios demente vaga por túneles secretos...<br />¿Adónde irá su rabia<br />cuando sepa que un duende <br />robó sus amuletos?<br /><br />Un príncipe labriego camina hacia el arado.<br />Al borde de la noche<br />el alba ya se asoma.<br />El día se ha anunciado.<br /><br />*<br /><br /><br />Todo ha sido<br /><br />No hay Gólgota que no le ponga precio<br />de sangre a su escalera hacia la nada,<br />los huesos del rencor llevan veneno<br />y en el veneno hay muerte que no paga.<br /><br />Canáa ya queda lejos, no hay tinajas<br />y el agua es sólo un vómito del tiempo<br />que yace derramado entre pirañas.<br />No habrá milagro, boda ni regreso.<br /><br />Los nombres, eso es, los nombres viejos<br />se enredan en el humo de esta noche,<br />escapan de las lápidas horrendos<br />como alimañas ciegas en desorden.<br /><br />Los nombres...son los rótulos de aquellos <br />profetas que agotaron silogismos,<br />y hoy vuelven por sus rancios esqueletos<br />sin otra predicción que su cinismo.<br /><br /><br />Ya ves. Canáa está lejos y es el vino<br />una imposible dimensión, un tálamo<br />ausente, y en la mesa es el olvido<br />un cómplice ferviente del pecado.<br /><br />El pozo de Siquem se ha vuelto fango,<br />el cántaro a sus pies bosteza un frío<br />de seca devoción. Se escucha el llanto<br />de Aquél que tuvo sed de lo infinito.<br /><br />No esperes, ya ni hay cruz ni resurrectos,<br />ni espinas para honrar, ni sacrificios.<br />La bruma es nada más que un pensamiento<br />de turbia soledad. Ya todo ha sido.<br /><br />*<br /><br /><br />Estéril<br /><br />Estaca de cristal<br />que no echará raíz<br />arbusto mineral de acero y canto.<br />Proyecto bajo-astral<br />sin otra directriz<br />que la persecución del desencanto.<br /><br />No hay brote, no hay fervor<br />en la simiente hostil,<br />ningún germen de vida en el desierto.<br />Las voces del sudor<br />se enfrían. Y el alfil<br />se pierde en el atajo de lo incierto.<br /><br />Envuelta en su intuición<br />la luna busca el mar,<br />oasis de caótica embestida.<br />Certera percepción<br />de un mundo singular<br />estéril, divorciado de la vida.<br /><br />*<br /><br /><br />Sobrevivientes<br /><br />Sobrevivientes somos de todas las mareas <br />las que ahogan los sueños y las que en dique seco <br />nos dejan destripados llorando el embeleco <br />de amores consumidos en otras chimeneas. <br /><br />Sobrevivientes duros de dura maestría, <br />la que se logra haciendo caminos en la piedra <br />colgados de silencios, mientras la noche medra <br />con su doliente capa negándonos el día. <br /><br />Sobrevivientes...rotos...mas todavía vivos <br />aunque mezquine el aire su mínimo tributo <br />aunque la sed escalde la boca y ponga luto <br />en nuestra trashumancia de pájaros lascivos. <br /><br />Sobrevivientes...locos de desamor...con gana <br />de transgredir las sombras por rescatar la brida <br />del alma y sin reproche jugarnos la partida <br />de ser...de seguir siendo...de una vez más...mañana. <br /><br /><br /><br /><br />********</strong>rafaela pintohttp://www.blogger.com/profile/07475447858737277084noreply@blogger.com4